Hola a tod@s.
El pasado 15 de junio, en la Casa de Cultura de Mayorga, tuvo lugar una mesa
redonda, que se enmarca dentro de las actividades programadas para junio y que
bajo el título de Junio Cultural, tratan de desarrollar unas jornadas
intergeneracionales cuyo objetivo es que las diferentes generaciones, desde los
más jóvenes hasta los mayores compartamos experiencias en relación con
diferentes temáticas que se proponen.
La mesa redonda, propuesta por la Asociación El Vítor
de Mayorga, uno de los colaboradores de estas jornadas, se titulaba El ayer, el
hoy y el mañana de El Vítor. La
experiencia fue muy grata y los diferentes ponentes, de todas las edades,
moderados por el periodista Miguel Castañeda dejaron ver los sentimientos y las
diferentes opiniones que existen en cada tramo de edad con respecto a El Vítor,
nuestra fiesta declarada de Interés Turístico Nacional.
Una vez escuchados comentarios, sentimientos,
reflexiones…quiero aprovechar la ocasión para hacer los míos propios y
atreverme a escribir lo que puede ser el sentir general de los mayorganos
entorno a nuestra fiesta más grande, sin perjuicio de que cualquiera pueda
pensar de otra forma.
Nuestra fiesta, El Vítor, es algo único en el mundo que nos
hace diferentes del resto. Una fiesta por tanto de un poderoso valor
etnográfico que se incrementa con el plasticismo, el color y los contrastes
propios de la noche y el fuego.
A lo largo de los siglos hemos sido, somos y seremos
testigos y protagonistas de un momento mágico y único que nos hace cada año ser
transmisores de una tradición que nos viene legada de nuestros antepasados. Por
ese carácter exclusivo de un acontecimiento etnográfico como éste, por la
belleza que en cada momento de la fiesta emana de las calles de Mayorga, El
Vítor tiene que ser conocido. No podemos desperdiciar la oportunidad de poner
en valor un acontecimiento así; un pueblo y su gente que a lo largo de los
siglos, de padres a hijos y de hijos a nietos, han sabido transmitir todo lo
que una tradición así comprende: cultura, religión, sentimiento…
No hay un Vítor igual y tampoco un sentimiento igual. Cada
mayorgano vive su Vítor y sabe porque lo vive de esa manera. Lo que es cierto
es que frente al aparente caos, el bullicio, los cánticos, la fiesta…están las
reglas no escritas que se han transmitido durante siglos, el ambiente de
fraternidad de los mayorganos en esa noche, la emoción en muchos de los
momentos de la procesión; la lágrima que derrama aquel que no puede con la
emoción, quien echa en falta en ese Vítor a alguien o incluso, la de ese
alguien que esa noche sin estar en Mayorga lamenta que se está perdiendo el momento
más mágico del año para un mayorgano.
Por todo esto, dos son los aspectos que no deben fallar para
que El Vítor siga siendo, e incluso mejore la imagen que de esta fiesta podemos
hacernos para el futuro: los pellejos y la propia “esencia” del Vítor. Los
pellejos, porque son parte fundamental de la fiesta. El Vitor no sería nada sin
el fuego, y no hay fuego sino sobreviven las teas encendidas, aprovechando este
viejo instrumento bodeguero. Por eso, el Ayuntamiento ha hecho, hace y hará
esfuerzos no sólo por buscar la solución a los problemas presentes que existen,
económicos y técnicos, sino también por adelantarse a los posibles problemas
futuros. Cobra en esta tarea una dimensión especial la recién fundada
Asociación El Vitor de Mayorga. Y en cuanto a la esencia, me refiero al
sentimiento, a eso intangible que hace que cada Vítor sea diferente cada año y
para cada persona. Son los años, la solera, quien hace que se viva de forma
distinta y cada uno de nosotros somos responsables de saber transmitirlo tal y
como a cada uno de nosotros nos lo han transmitido nuestros predecesores. Por
eso, desde la responsabilidad que cada uno tenemos en la conservación de la
fiesta, se me antoja difícil que se pierda la esencia del Vítor, si cada uno de
nosotros sabemos transmitir ese sentimiento a quienes participen. Atenta en
contra de esa esencia no quienes vienen a ver y a contemplar la magia de esta
fiesta, sino de quienes participan de ella sin conocer su historia, las
costumbres, lo que significa…participan en ella sin sentir. Sin conocer esa
esencia que hace a la fiesta especial.
Como Alcalde no dudo de la responsabilidad, que ya han
tenido nuestros predecesores, tanto en las administraciones como a nivel
personal, y que a buen seguro tendrán las generaciones futuras de conservar,
promocionar y fomentar nuestra fiesta que nos hace únicos.
Termino. ¡Viva El Vítor! ¡Viva Mayorga!
Un saludo de vuestro Alcalde.
Alberto Magdaleno de la Viuda.
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