jueves, 28 de junio de 2012

NUESTRA FIESTA: EL VÍTOR. MIS REFLEXIONES



Hola a tod@s.

El pasado 15 de junio, en la Casa de Cultura de Mayorga, tuvo lugar una mesa redonda, que se enmarca dentro de las actividades programadas para junio y que bajo el título de Junio Cultural, tratan de desarrollar unas jornadas intergeneracionales cuyo objetivo es que las diferentes generaciones, desde los más jóvenes hasta los mayores compartamos experiencias en relación con diferentes temáticas que se proponen.

La mesa redonda, propuesta por la Asociación El Vítor de Mayorga, uno de los colaboradores de estas jornadas, se titulaba El ayer, el hoy y el mañana de El  Vítor. La experiencia fue muy grata y los diferentes ponentes, de todas las edades, moderados por el periodista Miguel Castañeda dejaron ver los sentimientos y las diferentes opiniones que existen en cada tramo de edad con respecto a El Vítor, nuestra fiesta declarada de Interés Turístico Nacional.

Una vez escuchados comentarios, sentimientos, reflexiones…quiero aprovechar la ocasión para hacer los míos propios y atreverme a escribir lo que puede ser el sentir general de los mayorganos entorno a nuestra fiesta más grande, sin perjuicio de que cualquiera pueda pensar de otra forma.

Nuestra fiesta, El Vítor, es algo único en el mundo que nos hace diferentes del resto. Una fiesta por tanto de un poderoso valor etnográfico que se incrementa con el plasticismo, el color y los contrastes propios de la noche y el fuego. 

A lo largo de los siglos hemos sido, somos y seremos testigos y protagonistas de un momento mágico y único que nos hace cada año ser transmisores de una tradición que nos viene legada de nuestros antepasados. Por ese carácter exclusivo de un acontecimiento etnográfico como éste, por la belleza que en cada momento de la fiesta emana de las calles de Mayorga, El Vítor tiene que ser conocido. No podemos desperdiciar la oportunidad de poner en valor un acontecimiento así; un pueblo y su gente que a lo largo de los siglos, de padres a hijos y de hijos a nietos, han sabido transmitir todo lo que una tradición así comprende: cultura, religión, sentimiento…

No hay un Vítor igual y tampoco un sentimiento igual. Cada mayorgano vive su Vítor y sabe porque lo vive de esa manera. Lo que es cierto es que frente al aparente caos, el bullicio, los cánticos, la fiesta…están las reglas no escritas que se han transmitido durante siglos, el ambiente de fraternidad de los mayorganos en esa noche, la emoción en muchos de los momentos de la procesión; la lágrima que derrama aquel que no puede con la emoción, quien echa en falta en ese Vítor a alguien o incluso, la de ese alguien que esa noche sin estar en Mayorga lamenta que se está perdiendo el momento más mágico del año para un mayorgano.

Por todo esto, dos son los aspectos que no deben fallar para que El Vítor siga siendo, e incluso mejore la imagen que de esta fiesta podemos hacernos para el futuro: los pellejos y la propia “esencia” del Vítor. Los pellejos, porque son parte fundamental de la fiesta. El Vitor no sería nada sin el fuego, y no hay fuego sino sobreviven las teas encendidas, aprovechando este viejo instrumento bodeguero. Por eso, el Ayuntamiento ha hecho, hace y hará esfuerzos no sólo por buscar la solución a los problemas presentes que existen, económicos y técnicos, sino también por adelantarse a los posibles problemas futuros. Cobra en esta tarea una dimensión especial la recién fundada Asociación El Vitor de Mayorga. Y en cuanto a la esencia, me refiero al sentimiento, a eso intangible que hace que cada Vítor sea diferente cada año y para cada persona. Son los años, la solera, quien hace que se viva de forma distinta y cada uno de nosotros somos responsables de saber transmitirlo tal y como a cada uno de nosotros nos lo han transmitido nuestros predecesores. Por eso, desde la responsabilidad que cada uno tenemos en la conservación de la fiesta, se me antoja difícil que se pierda la esencia del Vítor, si cada uno de nosotros sabemos transmitir ese sentimiento a quienes participen. Atenta en contra de esa esencia no quienes vienen a ver y a contemplar la magia de esta fiesta, sino de quienes participan de ella sin conocer su historia, las costumbres, lo que significa…participan en ella sin sentir. Sin conocer esa esencia que hace a la fiesta especial.

Como Alcalde no dudo de la responsabilidad, que ya han tenido nuestros predecesores, tanto en las administraciones como a nivel personal, y que a buen seguro tendrán las generaciones futuras de conservar, promocionar y fomentar nuestra fiesta que nos hace únicos.

Termino. ¡Viva El Vítor! ¡Viva Mayorga!

Un saludo de vuestro Alcalde.

Alberto Magdaleno de la Viuda.